Imagínate esto: es domingo, estás relajado y de pronto… ¡zas! Una tubería reventada inunda la cocina. Corres a Google, buscas un lampista rápido y contratas al primero que aparece. Error. Al final, pagas el doble, el arreglo dura dos días y encima, te dejan un grifo que parece un sprinkler. ¿Te suena?
Para que no te pase ni de broma, aquí van unos tips reales para elegir un lampista serio. Y no, no son los típicos consejos aburridos.
Pide Recomendaciones a Gente de Confianza
Olvídate de los anuncios con fotos fake de fontaneros sonrientes. Pregunta a vecinos, amigos o hasta en el grupo de WhatsApp del barrio. La experiencia real manda. Si alguien te dice “fulanito me solucionó el lío en media hora”, ahí tienes una pista.
👉 ¿Sin suerte? Echa un ojo a plataformas como Opiniones Verificadas donde usuarios comparten experiencias sin filtros.
Que No Te Dé Vergüenza Pedir Garantías
Un profesional de verdad no se mosquea si le pides un contrato o factura. Si te dice “eso es pa las empresas grandes”, sal corriendo. Y ojo, exige garantía por escrito. ¿Qué pasa si a la semana vuelve a gotear? Que no te toque rezar.
🔍 ¿Sabías que en el Portal del Consumidor explican tus derechos? ¡Infórmate antes de firmar nada!
Compara Presupuestos… Pero Con Cuidado
El más barato no siempre es el mejor. Compara precios, sí, pero fíjate en los detalles. ¿Incluye materiales? ¿Cuánto cobra por desplazamiento? Un lampista profesional suele dar un presupuesto claro y desglosado. Si te sueltan un “en seco, 300 euros y punto”, desconfía.
Mira Si Tiene Sello Profesional
¿Sabías que muchos manitas trabajan sin estar registrados? Pide siempre el número de licencia o certificado. En España, por ejemplo, puedes verificar su registro en la Asociación Española de Fontanería. Si evade el tema, mejor sigue buscando.
Nunca Pagues Todo Por Adelantado
Un depósito del 10-20% es normal. Pero si te piden el 50% o más antes de empezar, algo huele mal. ¿Y si desaparecen a media obra? Mejor acuerda pagos por fases: un poco al inicio, otro al terminar.
En Resumen: Elige Con la Cabeza, No Con la Desesperación
Que una fuga te agarre con la guardia baja no significa que debas contratar al primero que aparezca. Tómate tu tiempo, pregunta, compara y exige transparencia. Al final, un buen lampista no solo arregla tuberías… ¡te ahorra disgustos y plata!
Y recuerda: si un presupuesto parece demasiado bueno para ser cierto, seguramente lo sea. Mejor prevenir que lamentar. 😉
